Las políticas y reglamentos nos ayudan a cohesionar las diversas labores que se desarrollan en el seno de una empresa. Actualmente, es tan importante la productividad y éxito de una compañía como el compromiso con la sociedad y el entorno en el que opera.
Por este motivo, los negocios buscan formas de mejorar en la sostenibilidad de su actividad, aportando y generando valor al mismo tiempo. Las políticas RSC, Responsabilidad Social Corporativa, se plantean para cumplir este fin. Si bien antes estas no eran obligatorias para las empresas, hoy en día, a partir de la modificación del apartado 6 del artículo 44 de la Ley 11/2018 de información no financiera y diversidad en España, es de cumplimiento necesario para las compañías que superen los 250 empleados.
Sin embargo, no hay que entender esta normativa como un peso añadido para la actividad, sino como una forma de maximizar el impacto positivo que tiene en el medioambiente y en la sociedad, generando una estrategia sostenible como motor de propulsión.
Asimismo, estas políticas ayudarán a mejorar la rentabilidad del negocio e incrementar el valor que se posee frente a la competencia. Para controlar que esto se cumpla, en 2008 se creó y reguló un Consejo Estatal de Responsabilidad Social de las Empresas, ayudando a que se ejecuten estas premisas y se establezcan los factores de cambio.
Pero ¿en qué consisten realmente las políticas RSC?
Las políticas de Responsabilidad Social Corporativa son un conjunto de normas y directrices que toman por objetivo mejorar el impacto de la empresa en la sociedad. Es decir, es un método de dirección que se basa en la administración de la huella que la actividad de un negocio produce en los diferentes ámbitos con los que trata, como con los empleados, clientes, medioambiente, entre otros.
El compromiso generado con estos agentes incide de forma directa con las políticas y procedimientos que se utilizarán. Así, la compañía se responsabiliza de todas las acciones tomadas en el desarrollo de su ejercicio, asumiendo las consecuencias que pueden derivarse de ello.
Estas políticas deben estar inscritas en la propia misión y en los valores que promulgan, disminuyendo con ello los efectos negativos asociados al sector industrial. La importancia de estas regulaciones reside en la influencia que tienen estos agentes en el conjunto de la sociedad y el medioambiente, ajustando su actividad a las necesidades del planeta. Con todo ello, no solo se trata de reducir los impactos negativos de la actividad, sino en incrementar los positivos que se generan en el transcurso.
Prácticas responsables para alcanzar los criterios de la RSC
Para implementar la responsabilidad social en el ejercicio de las compañías, pueden adoptarse diversas prácticas:
- Establecimiento de metas específicas y medibles. Para conseguir una buena política de RSC, primero debemos estar bien organizados, haciendo partícipes a los diferentes miembros de los logros que se esperan conseguir.
- Promulgación de una ética empresarial. Se pueden implementar códigos para suscitar conductas más éticas y generar una cultura más diversa y justa.
- Administración ambiental. El establecimiento de procedimientos que disminuyan las consecuencias nocivas de la actividad ayudará a cumplir con los objetivos de estas políticas. Algunos ejemplos como la reducción de emisiones o el uso de tecnologías limpias pueden ser una solución ideal para ello.
- Conciencia de la responsabilidad social. Cuando hablamos de concienciación nos referimos a todas aquellas labores que involucren un progreso en la responsabilidad social de las empresas, como la implementación de mejoras en las condiciones laborales de los empleados.
- Aumento de la transparencia y de la rendición de cuentas. Se trata de ofrecer una información limpia sobre las prácticas que se realizan en el transcurso de los procesos de la empresa, mejorando su propia imagen.
- Colaboración con otros agentes de cambio. Cooperar con ONGs o gobiernos puede maximizar los beneficios generados por las compañías, ampliando el alcance que tienen y mejorando su capacidad de adaptación.
Las políticas de RSC juegan un papel clave en la sostenibilidad de los negocios. Implementarlas en el sistema generará tanto una mejora en la sociedad y en el medioambiente como en la propia actividad del sector industrial. Con ello, obtendremos una ventaja competitiva frente a los demás.
¿Cómo lleva a cabo la logística la RSC en su actividad?
En el sector logístico, la Responsabilidad Social Corporativa se trata de establecer procedimientos que contribuyan al desarrollo sostenible de la cadena de suministro, siendo esta, a su vez, eficiente, óptima y responsable con el entorno.
Además de contribuir en estos aspectos, para el sector supondrá una mejora en su imagen, diferenciando la actividad de unas empresas a otras. Un claro ejemplo de estas políticas en la industria es la logística inversa. En este sentido, esta área genera grandes preocupaciones en el ámbito y encontrar métodos que produzcan un desempeño más rentable y sostenible debe ser una prioridad.
Lo que está claro es que no solo se trata de unas directrices obligatorias, sino también necesarias, donde las empresas deben comprometerse para ser los agentes de cambio que el mundo demanda en este momento.
En Noriega Grupo Logístico no paramos de innovar, buscando las mejores soluciones para contribuir de forma positiva con la sociedad y el medioambiente. Por ello, desde aquí trabajamos bajo las normas de las certificaciones ISO 9001 Y 14001, con el fin de ofrecer un servicio de la más alta calidad.